jueves, 6 de diciembre de 2007

en los pasillos del hospital existe algo que no se encuentra al caminar por las calles. el frío suave de los aires acondicionados, la transparente luminosidad que todo deja ver, que todo trasluce.
la transparencia de la muerte.
nos movemos de aquí para allá sin poder disimular que ahí estamos. no importa cuánto ocultemos la renguera o cuán erguido tengamos el torso al llegar a la internación: estamos ahí. y puede que sea la última vez.
el rostro intenta salirse de la máscara, el gesto se transforma. el espacio borroso se aclara, lento, bajo la pura naturaleza; o bajo la medicalidad asistida.

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